miércoles, 17 de octubre de 2012

Hombre de 26 años: su lucha

Antes de la crisis española ya era un ocupa. No porque quisiera, sino porque su familia vive con la pensión de la abuela y la ayuda de 400 euros de su madre, que aquí dura bastante poco.

Tal y como está en España el trabajo, cogió uno de comercial face to face, rascando el frío en la calle, aún estando en contra de este tipo de trabajos. Su filosofía es: trabajar para ti y los tuyos, no para el estado o el sistema, que está muy corrupto.

Mientras estuvo en ese trabajo, tuvo una habitación en un piso compartido, pero como os podéis imaginar, esos trabajos no duran demasiado.

Cuando finalizó en este puesto, se vio sin dinero, sin ayudas... Así que volvió a ocupar. No quería ocupar a las personas ahogadas en la crisis, así que buscaba sitios abandonados, o propiedad del banco, etc...

Como lo malo llega todo a la vez, intentaron forzar el edificio en el que vivía y, los vecinos, asustados, cambiaron la cerradura. Él entraba con una antigua llave que tenía cuando estuvo viviendo allí, y hay que reconocer que el cariño de los vecinos fue enorme, salvo cuando el miedo hizo que se les olvidara aquel pequeño ocupa que no sabían ni cómo entraba.

Así, se quedó en la calle, con sus cosas en el sitio ocupa (pendiente de ir a hablar con los vecinos para recuperar sus escasas pertenencias).

Hoy por hoy convive con una excompañera del trabajo, con lo poco que tienen, sumidos en deudas y deseando una vida tranquila, al margen de toda esta farsa que permite que seres humanos vivan experiencias extremas, mientras otros se lucran de ello.

Los jueves comen con otros ocupas la comida reciclada del mercadillo, y el resto de la semana tienen comida que les han ido dando amigos con huerta, y poca comprada.

La lucha empieza desde que se despierta por la mañana. Su lucha no es contra la crisis, su lucha es por la supervivencia...

Mientras, se alegra con los suyos, grabando sus canciones, bailando, etc.

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